En esta senda de los
héroes han confluido Josep Antoni Durán i Lleida y Pere Navarro temerosos de
los efectos indeseados que el maximalismo nacionalista puede producir en sus
carreras. Grande Durán al explicar la última razón de su clavo ardiendo: "¿De
qué viviré, de qué comeré? Los pobres profesores lo pasan muy mal. No ganan
bastante, así que yo no tendría bastante". Como buen democristiano, el
oscense entre la llamada de la tierra y el virgencita, virgencita que me quede
como estoy, surfea como puede mientras los tontos inútiles de la política española
le sujetan la tabla: ¡Salvemos al interlocutor válido! Al mashup duranesco se
ha apuntado Navarro. Acepta que el ritmo lo marquen los soberanistas, pero la puntita nada más. El día
que la izquierda y el nacionalismo se tomen un descanso, como Rachel y Ross en Friends, el socialismo español habrá
entrado en el siglo XX.
El penúltimo ejemplo de hacía donde lleva el estar siempre
orbitando en los márgenes oscuros del nacionalismo lo tenemos en el vídeo de la
asociación independentista de castellanoparlantes del Bajo Llobregat Súmate.
Lo mejor de esta versión audiovisual del “España, linda y
querida, nos roba” es Eduardo Reyes, presidente cordobés de la asociación, ilustrando el
expolio a Cataluña con un cuchillo y una barra de pan. ¡Y creíamos que otro cordobés, Montilla, había sido el epítome del charnego entregado! Pero una duda y una
constatación nos quedan del barricidio: La duda: ¿cuál es el grosor del 3%? La
constatación: que él se ha quedado con todo el pan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario