jueves, 30 de mayo de 2013

De las dietas y el hombre nuevo

Ha pasado bastante desapercibida en España la derrota del partido de Beppe Grillo en la primera vuelta de las elecciones en 563 municipios italianos, incluyendo ciudades tan vistosas como Roma, Siena o Brescia. El Movimiento 5 Estrellas se ha dejado buena parte de los nueve millones de votos de las legislativas y sólo uno de sus candidatos a alcalde disputará la segunda vuelta.

Los medios de comunicación españoles parecen no querer desinflar el globo. Unos por adhesión a la causa y otros simplemente porque esperan más juego de la indignación italiana y no ha llegado la hora de arrastrarla por el barro. No eran pocos los que nos regalaron los oídos con loas a la nueva forma de hacer política en flor; por fin todos nos convertiríamos en ciudadanos de Platón y dejaríamos de ser súbditos de Jorge Javier Vázquez. Pero desde las elecciones generales, que sorprendentemente ganaron,  la prensa no nos ha machacado con las grandes propuestas de los lozanos y originales estadistas. Los mejores cerebros de nuestra generación. Al contrario, lo que llega de tierras italianas nos habla de la terquedad del líder, que desaconsejó todo acuerdo postelectoral con el centro-izquierda y que llevó al primer ministro Enrico Letta a buscar apoyos en el partido de Berlusconi. Resultado: división en las filas grilladas y el vaffanculo que se consolida ya como un insulto interno después de su éxito como dicterio para gobernantes. 

Y luego está el asunto de las dietas perdidas y halladas entre los mármoles del Palazzo Montecitorio, sede del parlamento italiano. Los diputados y senadores ganan 10.000 euros brutos de sueldo, que una vez pasada la guillotina de los impuestos se queda en 5.000. Grillo convenció a sus parlamentarios de que cobrasen la mitad, es decir, unos 2.500 euros netos al mes. La tremolina se armó cuando pretendió que los 8.500 euros mensuales de dietas, a los que cada diputado y senador tiene derecho, se ajustasen al máximo y lo sobrante fuese devuelto y destinado a un fondo de solidaridad. Consecuencia, un diputado: “No hemos firmado ningún documento que nos obligue a renunciar a las dietas”. Qué son papeles, el buen salvaje sólo necesita un apretón de manos. Consecuencia, una senadora: “Yo he tenido que contratar a una niñera. Necesito el dinero para mantener a mis hijo”. A la política deben ir los mejores, aunque pierdan dinero. Mejor si pierden dinero. El desprendimiento.

Lo que le cuesta al parlamentario deshacerse de las dietas. Al igual que el gordo, el político se apunta a todas, pero mientras aquel tiende a desfallecer con el ayuno y acaba abandonando, este se robustece y ni por todo las crowdfundings del mundo las deja; la realidad es tan poliédrica que, ay, siempre nos da coartadas para mantener la conciencia limpia. Otra integridad es posible.

2 comentarios:

  1. Ese tipo de movimientos son lo que en su dia definió Tom Wolfe como "pompas de jabón".
    Son producto del hastio momentaneo,de la ira ciudadana en un lapsus concreto, pero que pasada la efervescencia vuelven a diluirse en lo meramente friki y anecdótico.

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  2. Lo que pasa es que, mientras la pompa no explota, hay que ver el coñazo que dan.

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