jueves, 7 de marzo de 2013

¡Chacón, tírate a la piscina!

Los resultados que obtuvo en las últimas elecciones autonómicas han llevado al PSC a decantarse por asumir con plenitud el ideario de una de las dos fracciones que lo constituyen. Almas las llaman, aunque a mí siempre me ha parecido demasiada espiritualidad para la secularizada Cataluña actual. Entre el nacionalismo cierto y el incierto españolismo se han adherido a aquello que, activa o pasivamente, han ayudado a consolidar: la construcción nacional de Cataluña, eso sí, cogiéndola ahora con el papel de fumar del derecho a decidir.

Los socialistas españoles han jugado con el nacionalismo a una simulada ambigüedad, que siempre descansó en la búsqueda y consolidación del poder. Los años Zapatero/Maragall/Montilla no engañaron a nadie. Hasta los Tres Tenores (Bono, Chávez e Ibarra) asordinaron su voz, no fuera a ser que hasta los suyos los llamaran fascistas. Que del extrarradio no pasemos al extramundi.

Existen en Cambridge dos escuelas de pensamiento que estudian la, al fin sin confusiones, deriva soberanista del PSC. Una asegura que es la lógica consecuencia de la cada vez más descarada asunción de los postulados nacionalistas y que desembocará en un partido de centroizquierda caracterizado por el seny, tan alejado de la Esquerra y sus anejos rojiverdes. La otra está de acuerdo en el proceso desencadenante pero difiere en lo que vendrá: la implosión del partido y la desbandada de cargos y militantes hacía ERC. La ruptura de la disciplina de voto con el PSOE en el Congreso el pasado 26 de febrero sería el primer mérito del currículo a entregar en Calàbria, 166. ¿Capisci?

A Carmen Chacón, cuya primera ene zozobra como la pértiga del equilibrista, le ha pillado el órdago de su partido en plena recomposición de fuerzas para optar a la secretaría general del PSOE. La forma de Rubalcaba de hacer oposición al Gobierno es la que los politólogos llaman la oposición de la goma de borrar de tienda de chinos: se desgasta más que el papel que pretende corregir. Una cuestión de elasticidad real de los ingredientes, no de envoltorios coloristas ni etiquetas exageradas. Chacón se ve con posibilidades y la han abocado a elegir entre papá y mamá. Como buena hija dijo que a los dos, es decir, se abstuvo en la votación. Pero los partidos, llegados a este punto, no son tan benévolos como los padres y exigen la adhesión inquebrantable.

Su abstención en el Congreso es comparable a la primera zambillida de Falete en el programa Splash! Famosos al agua. Muchas expectación ante como sería capaz semejante cuerpo de realizar el mortal carpado con doble tirabuzón. Que si vestiría tanga o braga náutica. Y  al final se trató de una clavadita de pie, eso sí, con un traje de baño que era la versión licra y faralaes de  Playa de la Concha 1918.

La diputada catalana y el cantante andaluz han tenido un gran éxito, si no de crítica, si de público. Han acaparado portadas y copado redes sociales. Pero la próxima vez el severo ciudadano español, votante y televidente in essentia, será más exigente y reclamará saltos al agua o al vacío con mayor dificultad técnica. El consuelo de Chacón es que si ambos fallan, pero Falete pone más superficie de fricción, el tsunami creado por éste será homérico.

¡Anna Tarrés, mande firmes!

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